Acostumbraba a darse en las sobremesas plácidas, alargadas con el deleite de un tabaco de pipa y un orujo añejo, cuando mi abuelo observaba con aire melancólico las volutas de humo ascender contoneándose y deshacerse; era en esas tardes en las que nos hablaba de la nagá de Os Peares.
Contaba que siendo novo, un mozo que apenas conocía las calles de su pueblo, fue empleado de un molino cercano a la desembocadura de los ríos Bubal, Sil y Miño cuya noria molía cereales, cortaba leña, prensaba uvas y, en algún tiempo, fabricó chocolate; pero además de esto obraba el, por aquel entonces, reciente prodigio de producir electricidad.
El abuelo Xosé describía el encuentro con la convicción de un testigo de cargo, rememorando la tarde lejana que ya era casi noche, el chapoteo sordo sobre las aguas vivas, la larga cola de sierpe de brillantes escamas verdes, el torso femenino que emergía del tálamo del cauce y los grandes ojos embelesados en el contemplar los bulbos luminosos de las farolas, que devolvían al torrente destellos como la pirita, pensando, quizás, que la magia había retornado al mundo.
Descarga La nagá de Os Peares en eBook
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las Leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.
Suscríbete
Únete a los lectores que tienen acceso a textos inéditos, descargas y novedades entregadas en su correo cada semana.